La afición por la caza y por los perros de caza me vienen desde mi niñez, escuchando las historias de mi abuela en las que me relataba anécdotas de jornadas de caza de mi abuelo y tíos. Más tarde iría de acompañante de mi padre, tíos y primos hasta que llegó la hora de ya cazar con ellos y aprender a disfrutar de la caza.
Los perros de muestra son mis preferidos, me gustan todas las rezas. pero me he decantado por los bravos por la orografía del terreno y por ser un perro por y para el cazador, se adapta a todo tipo de piezas de caza menor y va a tiro de la escopeta haciendo disfrutar al cazador.
Dispongo de varias hembras y machos todos empleados para la caza, yo no soy adiestrador pero tampoco tengo interés en enseñarle más que le cobro y mestra con señuelo, el perro donde realmente se forma es en el campo. Tanto en los machos como en las hembras busco que sean perros avispados y también bonitos y bien estructurados. Yo personalmente creo que no está reñida una cosa con la otra, la temporada dura unos meses y durante ele resto del año no acompañarán en muchos momentos y qué mejor que llevar a nuestro lado un bonito perro que además de ser nuestro compañero de caza sea nuestra mascota que nos haga compañía durante todo el año.